A comemoração dos 60 anos da Declaração Universal dos Direitos Humanos tem servido para todos os hipócratas da política, sentem-se eles de que lado se sentarem.
Juventud Rebelde, jornal oficial do regime cubano – nem há outros orgãos – invoca os Direitos Humanos nestes termos, no âmbito de um fórum promovido pelo Governo:
«serán objeto de atención asuntos como el derecho a la vida, la paz, la salud, la educación, el trabajo, la denuncia de la tortura y la condena a la manipulación de esta cuestión. El foro exigirá el cierre de la cárcel en la ilegítima Base Naval yanqui en Guantánamo, la devolución de ese territorio a Cuba y demandará el fin del bloqueo económico, comercial y financiero norteamericano a la Isla caribeña»
O mesmo assunto é tratado no Granma, orgão central do PC cubano:
«Tras señalar la importancia del respeto a la diversidad y el reconocimiento a las particularidades nacionales y regionales, el orador defendió el derecho de cada pueblo de darse su propio sistema económico, político y social. (...)
Puntualizó que la Isla no dudará en dar batalla en el nuevo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, si se vuelve a las desacreditadas acciones discriminatorias y selectivas de la otrora Comisión de Derechos Humanos»
Se houvesse Liberdade de Imprensa, poderiamos ler o seguinte sobre a prisão de um dissidente, que só a Internet torna possível conhecer:
“Aclaro que respeto a cabalidad las leyes del tránsito, no soy drogadicto, ni alcohólico, tampoco le debo dinero a nadie, no tengo enemigos ni ninguna patología mental diagnosticada. Responsabilizo al ministro del interior de Cuba, Abelardo Colomé Ibarra, con cualquier daño que sufra en mi integridad física o mental, así como cualquier daño de esta índole que sufran mis familiares.
Dr. Darsi Ferrer / La Habana, 7 de diciembre de 2008”.
Assim, digo eu, se esvaziam os argumentos válidos, justos e necessários daqueles que denunciam as democracias burguesas, assentes estas em jogos de poder e de dinheiro em que a esmagadora maioria das suas populações está condenada a perder sempre. Assim se sacrifica a verdadeira revolução – aquela que liberta os povos de todas as formas de tirania. Não há baptismo revolucionário que santifique para toda a vida – diria ainda a Frei Betto que escreve AQUI a sua apologia do regime cubano.
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